La depresión es una tristeza o desesperación extrema que dura más de unos pocos días. Interfiere con las actividades de la vida diaria y puede causar síntomas físicos como dolor, pérdida o aumento de peso, interrupciones en los patrones de sueño o falta de energía. Cosas que solían ser placenteras pueden dejar de serlo.

Las personas con depresión también pueden experimentar una incapacidad para concentrarse, sentimientos de inutilidad o culpa excesiva, y pensamientos recurrentes de muerte o suicidio. Alrededor de 1 de cada 10 personas experimenta depresión en su vida y las mujeres tienen más probabilidades de padecerla que los hombres.

La ansiedad es una emoción caracterizada por sentimientos de tensión, pensamientos preocupados y cambios físicos como el aumento de la presión arterial. Las personas con trastornos de ansiedad suelen tener pensamientos o preocupaciones intrusivas recurrentes. Pueden evitar ciertas situaciones por preocupación, como el contacto visual con otros o salir de su casa. También pueden experimentar síntomas físicos como sudoración, temblores, mareos, latidos rápidos del corazón o ataques de pánico.

La ansiedad no es lo mismo que el miedo; se considera una respuesta orientada hacia el futuro y de larga duración, ampliamente enfocada en una amenaza percibida, mientras que el miedo se centra en una amenaza específica y presente. La ansiedad es el miedo a «lo que podría suceder». Puede ser generalizada (un estado general de preocupación e inquietud) o específica (fobias, ansiedad social). ESTADÍSTICAS

El trastorno de estrés postraumático (TEPT) puede desarrollarse en algunas personas después de eventos extremadamente traumáticos, como combates, un ataque terrorista, crímenes, un accidente o un desastre natural.

Las personas con TEPT pueden revivir el trauma en recuerdos dolorosos, flashbacks o sueños recurrentes o pesadillas. Pueden evitar actividades o lugares que les recuerden el evento traumático. Quienes sufren de TEPT pueden experimentar síntomas como una respuesta de sobresalto exagerada, trastornos del sueño, dificultades para concentrarse o recordar, y sentimientos de culpa por sobrevivir al trauma cuando otros no lo hicieron.

El trastorno bipolar se caracteriza por cambios dramáticos en el estado de ánimo, la energía y los niveles de actividad, y generalmente provoca que las personas oscilen entre episodios intensos de manía y depresión. Los períodos maníacos pueden caracterizarse por un exceso de energía, un estado de ánimo positivo, hablar rápido, comportamiento imprudente o impulsivo (compras compulsivas, conducción rápida), exceso de confianza y pensamientos acelerados. Los síntomas de la depresión pueden incluir baja energía, baja autoestima, tristeza prolongada, pensamientos suicidas, cambios en los hábitos alimenticios o de sueño (demasiado o muy poco) y falta de motivación o alegría. Las personas que sufren de trastorno bipolar experimentarán oscilaciones entre estos estados a lo largo del tiempo.

El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) se caracteriza por un patrón continuo de falta de atención y/o hiperactividad-impulsividad que interfiere con el funcionamiento o desarrollo.

Las 3 categorías de síntomas del TDAH incluyen lo siguiente:

• Falta de atención: Tiene una corta atención para su edad (dificultad para mantener la atención), dificultad para escuchar a los demás, pobre finalización de tareas y desorganización.
• Impulsividad: Interrumpe a menudo a los demás, se mueve nerviosamente, toca cosas, se levanta del asiento (cuando se espera que permanezca), dice cosas de manera impulsiva.
• Hiperactividad: Parece estar en constante movimiento; corre o trepa, a veces sin un objetivo aparente excepto el movimiento.

Los trastornos alimentarios se caracterizan por una perturbación grave y persistente en los comportamientos alimentarios, con pensamientos y emociones asociados que causan malestar. Pueden ser muy graves y afectar la función física, psicológica y social. Los tipos de trastornos alimentarios incluyen la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa, entre otros, y afectan más comúnmente a mujeres de 12 a 35 años. A menudo se presentan en conjunto con trastornos del estado de ánimo, trastorno obsesivo-compulsivo y otras condiciones de salud mental.

El trastorno por uso de sustancias (SUD) es un trastorno mental tratable que afecta el cerebro y el comportamiento de una persona, llevándola a la incapacidad de controlar el uso de sustancias como drogas legales o ilegales, alcohol o medicamentos.

El uso de sustancias puede afectar la capacidad de una persona para cumplir con importantes responsabilidades en el trabajo, la escuela o el hogar. Una persona con un trastorno por uso de sustancias continuará utilizando la sustancia a pesar de que cause problemas sociales o interpersonales significativos. También puede haber una reducción de las actividades recreativas, sociales u ocupacionales debido al uso de sustancias.

El trastorno del espectro autista (TEA) es una condición de desarrollo compleja que implica desafíos persistentes en la comunicación social, intereses restringidos y comportamientos repetitivos. Aunque el autismo se considera un trastorno de por vida, el grado de afectación en el funcionamiento debido a estos desafíos varía entre las personas con autismo.

Las deficiencias en la comunicación social pueden incluir:

• Dificultad para comprender las propias emociones y las de los demás.
• Aversión al contacto visual.
• Falta de destreza en el uso de gestos no verbales.
• Habla rígida o guionizada.
• Interpretación literal de ideas abstractas.
• Dificultad para hacer amigos o mantenerlos.

Los intereses restringidos y los comportamientos repetitivos pueden incluir:

• Inflexibilidad en el comportamiento, extrema dificultad para adaptarse al cambio.
• Focalización excesiva en temas específicos, excluyendo otros.
• Hipersensibilidad sensorial, por ejemplo, aversión a ruidos fuertes.
• Movimientos como aleteo de manos, balanceo, girar.
• Organizar cosas, a menudo juguetes, de una manera muy específica.